Guía para lograr hábitos sostenibles en este 2025
Por: Liliana Noble Alemán
@pulsosaludable
(18-dic-2024).
Al inicio de año es recurrente escuchar como meta de inicio de un nuevo ciclo que las personas establezcan metas relacionadas con la salud al perder peso y realizar actividad física Sin embargo, durante la temporada de fiestas decembrinas el factor emocional suele influir en la manera en como las personas se relacionan con la comida, haciendo que sea más difícil mantener los objetivos establecidos.
El estrés, la ansiedad, la euforia, la tristeza e incluso la felicidad, son emociones comunes que especialmente en épocas festivas, pueden desencadenar lo que se conoce como hambre emocional, descrita como la respuesta impulsiva hacia la comida, convirtiéndose en una forma de manejar las emociones, lo que puede aumentar la ingesta calórica y dificultar los esfuerzos por lograr un peso saludable.
En México, más del 75% de la población adulta padece sobrepeso u obesidad, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Este fenómeno está vinculado a un aumento de enfermedades crónicas y una reducción en la calidad de vida, lo que implica la necesidad de una atención integral para abordar la situación.
José Manuel Covarrubias, especialista en nutrición, explica que el manejo de la obesidad no debe limitarse a un esfuerzo puntual al inicio del año, sino que debe considerarse un proceso continuo.
"Las emociones, sobre todo en las fiestas, pueden hacer que las personas coman de manera impulsiva. Combatir el hambre emocional es clave para lograr un control de peso saludable", comentó.
Para manejar esta situación, el Dr. Covarrubias recomienda aplicar algunas estrategias prácticas y sostenibles que se pueden llevar a cabo durante el año:
Evitar el consumo de líquidos calóricos: como lo son refrescos, refrescos deportivos, refrescos energizantes, ya que contienen grandes cantidades de azúcares y por ser líquidos no se crea saciedad, preferible optar por pociones de frutas, agua, agua mineral, café o té sin adición de edulcorantes, leche o crema.
Aprender a leer las etiquetas de los alimentos consumidos: ya que brindan información muy importante del contenido nutricional y balance calórico y, además, permite tomar decisiones más favorables para la salud.
Dieta individualizada: debe de ser con base en las comorbilidades de cada paciente, tomando en cuenta la edad, género y estado físico, para poder realizar una dieta suficiente, armónica, equilibrada y lo más importante, completa.
Sustituir carbohidratos simples por complejos: debido a su mejor índice glucémico y priorizar aminoácidos esenciales de alto valor biológico para optimizar la nutrición; el consumo de proteínas debe limitarse a 0.8-1 g/kg de peso corporal, ya que su exceso puede ser perjudicial. Además, se sugiere favorecer grasas de origen vegetal, como los ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, asociados con menor riesgo cardiovascular, y moderar la ingesta de grasas saturadas, especialmente de origen animal, salvo en casos como el aceite de coco y palma, ricos en grasas saturadas pese a ser vegetales.
Equilibrar la energía consumida y gastada: es fundamental para mantener la homeostasis, es decir, el balance interno del cuerpo que asegura su correcto funcionamiento.
Al concluir el Dr. José Manuel Covarrubias subrayó que, más allá de los objetivos de perder peso rápidamente, el enfoque debe estar en construir hábitos sostenibles que no sólo impacten en el peso, sino también en el bienestar emocional. Durante el próximo año, las metas de salud no deben limitarse al primer mes; se trata de comprometerse con un cambio integral y sostenible, apoyado por especialistas, para lograr un estilo de vida saludable que perdure a lo largo del tiempo.